El amor por los robots en Japón traza su historia hasta la creación de los karakuri-ningyō (からくり人形). La palabra karakuri se refiere a un dispositivo mecánico que toma a una persona por sorpresa. Implica una magia escondida o un elemento de misterio, y hace referencia a marionetas, muñecos o efigies.
Los karakuri utilizan movimientos abstractos para invocar un sentimiento o emoción, y se les clasifica en tres tipos diferentes: los butai karakuri, que son marionetas utilizadas en el teatro; los zashiki karakuri, que son de dimensiones pequeñas y que pueden ejecutarse dentro de una habitación; y los dashi karakuri, que se utilizan en festivales religiosos. Tradicionalmente los karakuri aparecían en festivales y representaban mitos religiosos y leyendas.
La tradición de los karakuri de esconder la tecnología se extendió al uso de marionetas y la robótica, y continúa manifestándose en la cultura popular. Los karakuri influenciarion al teatro noh, al kabuki y al bunraku y directamente contribuyó a la modernización de Japón. Durante el periodo Edo, en el que Japón estuvo aislado del resto del mundo, la cultura japonesa floreció. A pesar del aislamiento, Japón continuó tecnificándose adaptando mecanismos del karakuri a necesidades de la sociedad. La historia de estas marionetas es precedente a aproximaciones modernas del desarrollo de robots antropomorfos.
Los mecanismos desarrollados por China fueron la principal aportación a la creación de la tradición del karakuri. La “Carroza que apunta al Sur” data del 2600 a. de C. Esta carroza consiste en una figura icónica que siempre apuntaba al sur, sin importar la dirección en la que estuviera posicionado. Fue considerado un dispositivo pionero en la navegación y que fue utilizado por los chinos para explorar el desierto de Gobi. Los tambores adicionales sonaban con cada revolución de las ruedas, que posiblemente se utilizaba para medir distancias.
Otro ejemplo de esta tecnología es el reloj de agua que fue inventado por los babilonios y que después pasó a los chinos, junto con otros equipos astronómicos. De acuerdo a textos antiguos del Nihongi (Crónicas de Japón desde sus tiempos más antiguos hasta el 697 d. de C.), el emperador Tenchi produjo un reloj de agua en el año 671, una de las primeras clepsidras construidas por el mismo emperador cuando todavía era príncipe.
Otro texto que atestigua la antigüedad de estas marionetas es el Konjaku Monogatari-shu, una colección de mil historias de Japón medieval. Una de las historias se llama “Cómo el príncipe Kaya hizo una muñeca y la puso en los campos de arroz”, que describe los karakuri hechos en Kyoto. La historia habla de un reino en el que los campos de arroz se inundaban o se encontraban en sequía constantemente, poniendo en peligro los ingresos del templo del pueblo. Para solucionar el problema, el príncipe creó un muñeco que, si se llenaba un recipiente de agua, se echaba el agua al rostro. Los habitantes llevaban baldes de agua para llenar el recipiente y reír, y a la vez regaban los campos. Pero si había abundancia de agua, el príncipe escondía al muñeco y no hacía falta regar los campos.
Tipos de karakuri
- Butai Karakuri: El primer butai karakuri fue creado por Takeda Omi en 1662. Takeda era un relojero, y sus creaciones no sólo eran mecánicas, sino que también utilizaban agua, aprovechando la cercanía del canal Dotonbori. El éxito fue tal, que su primera obra estuvo llena de público tres días seguidos. Muchos movimientos del noh, kabuki y bunraku se inspiraron en éstas marionetas.
- Zashiki karakuri: Estas marionetas son de uso doméstico, y originalmente eran considerados artículos de lujo por señores feudales en el periodo Edo. Estos autómatas son considerados los más elaborados y preciados de todas las formas de karakuri. Los más famosos fueron producidos con mecanismos de relojería occidentales, aunque también se utilizaba arena, mercurio e incluso vapor. El chahakobi ningyō o “muñeco que sirve el té” es quizás el más famoso, y fue el primer “robot” destinado al entretenimiento doméstico. Otro autómata elaborado es el yumihiki doji, una figura de un arquero que toma una flecha y la dispara, repitiéndo el acto cuatro veces. El mecanismo hace que intencionalmente el arquero falle 9 de cada 10 disparos, para aumentar la tensión del espectador.
- Dashi karakuri: Estos autómatas están colocados sobre plataformas de distintos niveles, y eran utilizados para interpretar leyendas o mitos. En el nivel medio se colocaban los titiriteros, y en la base se encontraban los músicos. Estos autómatas eran colocados en carrozas que eran arrastradas por personas y se interpretaban en matsuris. Este tipo de autómata se popularizó en una época en la que se prohibió la invención y mecanización, con la excepción de fines festivos o religiosos, y cuando se prohibió el uso del dinero como un modo de beneficio personal, por lo que las personas solían invertir mucho en la decoración de festivales.
Por último les dejo un video de un carpintero que actualmente se dedica a la elaboración de esta antiguo arte: