La industria de la animación japonesa está prosperando. Según el último informe de la Asociación de Animaciones Japonesas (AJA por sus siglas en inglés), la industria registró 2.1527 billones de yenes en sus ventas. Dicha cantidad (alrededor de 20 mil millones de dólares) representa un aumento del 8.1% con respecto al año anterior y un nuevo récord.
El boom del anime sólo beneficia a los animadores experimentados
El anime sigue ganando popularidad en Japón y el extranjero. Este año “Mirai no Mirai”, la nueva película de Mamoru Hosoda, fue nominada a los Premios Oscar 2019 en la categoría de Mejor Película de Animación. También, los servicios de transmisión internacional como Netflix y Crunchyroll han comenzado a producir su propio anime.
En general, la industria de la animación japonesa va en crecimiento. Sin embargo, la realidad de sus creadores parece ser otra. De acuerdo a una entrevista realizada en abril por la revista Bungei Shunju, los animadores suelen trabajar cientos de horas extra no pagadas. Asimismo, detalla la recurrente hospitalización de los empleados por el exceso de trabajo.
En un intento por documentar y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, la Asociación de Creadores de Animación Japonesa (JAniCA por sus siglas en inglés) ha realizado encuestas desde el 2009. Los más recientes resultados, presentados el 23 febrero de este año, muestran que existe un problema por resolver. Los animadores de mayor edad y experiencia están recibiendo beneficios económicos, pero gran parte del trabajo es realizado por jóvenes mal pagados.
Los jóvenes animadores de la industria de la animación japonesa no son bien pagados
Los animadores suelen dividirse en dos categorías: los que dibujan Genga (los fotogramas clave), y los que dibujan Douga (los fotogramas intermedios). El trabajo de Douga es realizado por jóvenes recién llegados a la industria, y sirve como una especie de capacitación. Con el tiempo, aquellos animadores que sobresalen ingresan en Genga u otras posiciones superiores.
Como en cualquier empresa, los empleados deben desarrollar su carrera profesional. No obstante, eso no justifica el pago que reciben los animadores más jóvenes. Según el informe de JAniCA, el ingreso anual promedio para las personas entre 20 y 24 años es de 1.55 millones de yenes (aproximadamente 14 mil dólares). Una cantidad mínima si se vive en Japón, considerado como uno de los países más caros del mundo.
Los integrantes de JAniCA ven una mejora. Según sus datos, el ingreso anual promedio en toda la industria es de 4.41 millones de yenes (aproximadamente $40 mil dólares), que es 1 millón de yenes más que la cantidad reportada hace 5 años. No obstante, existe una desigualdad económica que necesita ser atacada. La industria de la animación japonesa debe reinventarse o, a pesar de sus increíbles ganancias y difusión internacional, estará condenada a perecer.
“El ingreso y el ambiente de trabajo para los nuevos y jóvenes animadores no están mejorando. Esto es algo a lo que hay que prestar atención. Tenemos que evitar que las personas con talento renuncien porque no pueden sobrevivir”.
“Las empresas de producción deben dedicarse a pagar a los jóvenes animadores de manera adecuada a medida que mejoran. Si no lo hacen, en unos 10 o 15 años, realmente no habrá animadores”.
Daisuke Okeda, auditor y abogado de JAniCA.
¿Qué se puede hacer para solucionar este problema?
- Las compañías de producción podrían hacer mejores negociaciones con los patrocinadores para así exigir presupuestos que permitan pagar bien a los animadores.
- Otra solución podría ser exigir más asistencia gubernamental. El gobierno de Japón debería hacer más, ya sea en términos de respaldo general o incentivos, para apoyar la industria de la animación japonesa.
- Aunque también se está analizando la posibilidad de ubicar los estudios de animación fuera de Tokio, es decir, en lugares con un menor costo de vida. Dos ejemplos exitosos son Kyoto Animation (en Kyoto) y P.A.Works (en Toyama).
Recientemente, los animadores han comenzado a discutir la necesidad de formar un sindicato laboral. Sin embargo, no hay una solución mágica. Las soluciones reales requieren tiempo. Por lo menos, las discusiones que se han desatado por los hallazgos de JAniCA señalan un panorama positivo para el futuro de la industria de la animación japonesa.
“La conciencia de los animadores definitivamente ha aumentado en los últimos cinco años. Se están dando cuenta de que si bien la animación es una profesión que eligieron porque es divertida, también necesitan que se les pague adecuadamente”.
“Creo que esa tendencia continuará y conducirá a nuevas formas de hacer las cosas. Pero es una necesidad para los animadores y las compañías de producción seguir avanzando en la búsqueda de esas soluciones”.
Yasuhiro Irie, Director de JAniCA.