Los dueños de restaurantes frecuentemente cuelgan en sus tiendas máscaras de personajes de cara roja y nariz alargada. Estos personajes llamados tengu (天狗)se dice que habitan en las montañas y son seres impredecibles. Muchos creen que esta combinación de humano y ave viven en bosques encantados, cubriendo grandes distancias en pocos segundos gracias a sus alas, y con ojos brillantes que acechan a los humanos incautos.
Se dice que los tengu disfrutan de causar caos y confusión en el mundo de los humanos castigando al vanidoso, molestando al poderoso y recompensando a la persona humilde que no les teme. A veces secuestran a personas y los dejan perdidos en el bosque en un estado de demencia llamado tengu-kakushi, pero a veces también son invocados para que los niños perdidos encuentren su camino a casa.
Como varios otros yōkai, los tengu tienen la habilidad de cambiar de forma, y lo utilizan para engañar a los humanos, pero su estado natural es en forma de pájaro. Nacen de huevos enormes y anidan en árboles dentro de los bosques de Japón. Aunque se les asocia hoy en día con cuervos y urracas, la primera ave con la que se les identificó fue aparentemente el Milvus lineatus, los milanos, que son aves rapaces pequeñas. Lafcadio Hearn, un inglés que vivió en Japón por muchos años, describió su comportamiento como insolente y agresivo hacia los humanos.
En el arte tradicional los tengu son retratados como criaturas humanas con pico o una nariz larga en forma de pico, alas y plumas en la cola y espalda, y con garras en sus manos y pies. Algunas ilustraciones los representan con escamas, orejas puntiagudas, bocas llenas de dientes afilados y patas de ave. Como muchos demonios, se les asocia con el color rojo.
Tal vez se deba a la confusión entre estas criaturas y la deidad sintoísta de nariz alargada Sarutahiko, que a los tengu se les representa con la cara roja y sin características aviarias. Esto ocurre comunmente en el arte tradicional, como en las máscaras de tengu que se encuentran en varios restaurantes. Se dice que estas máscaras representan al dai-tengu (Gran Tengu), quien dispone de parvadas de tengus llamados ko-tengu o karasu-tengu.
Otras criaturas cercanas a los tengu son los yamabushi o shugenja, una secta de monjes guerreros que buscaron poder e iluminación viviendo en un ambiente salvaje e inhóspito en las montañas. Los yamabushi comparten varias características con los tengu, como vivir en lugares lejanos y tener mala reputación, por lo que se asociaron con estas criaturas, y ellos a la vez consideraron a los tengu como seres sagrados. Incluso a los tengu se les suele dibujar vistiendo ropas de estos monjes.
Los orígenes de la leyenda de los tengu son desconocidos. Hay quienes consideran que son descendientes de deidades en forma de pájaro, pero también puede trazarse una influencia externa. El nombre de tengu proviene del chino tian-gou y ambos se escriben con los mismos caracteres. El tian-gou era un ser maligno que vivía en las montañas, y mientras tian-gou significa “perro celeste”, sus descripciones son muy variadas. Otros orígenes pueden ser Garuda, una deidad budista o el dios del trueno Lei Gong.
Para los budistas japoneses, los tengu fueron seres malignos al principio, y devoraban niños y llevaban a los monjes budistas al infierno. Varias historias contaban de monjes que vencían a los demonios, y que regresaban a la forma de un milano después de morir, pero en otras historias se habla que los tengu se convirtieron al budismo.
Después se dio un sincretismo entre el budismo y el sintoísmo, resultando en una aceptación de dioses de ambas religiones. Es en esta época en la que pasaron de ser criaturas malvadas y crueles a seres traviesos, que en ocasiones ayudaban a los niños perdidos a llegar a casa. También se les comenzó a retratar con la nariz alargada.
Los tengu seguían siendo peligrosos para aquellos que amenazaban sus hogares o los insultaban, ya que los tengu se consideran seres arrogantes por naturaleza. En algunas tradiciones se dice que el tengu es la resurrección de un monje o samurai muy orgulloso. Las narices largas se consideran símbolo de vanidad, y de hecho la expresión tengu ni naru (convertirse en tengu) se refiere a personas demasiado orgullosas.
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