El budismo se originó en India en el siglo V d. de C. Consiste en las enseñanzas del Buda Siddharta Gautama. Una de sus muchas ramas es conocida como el Mahayana, y es la rama que llegó hasta Japón.
El budismo llegó a Japón por medio de China y Corea en el siglo VI. Aunque fue bien recibido por los japoneses, esta religión no se esparció entre la población común debido a la complejidad de la religión. Hubo unos conflictos iniciales con el sintoísmo, la religión nativa de Japón. Las dos religiones pronto lograron coexistir e incluso complementarse.
Durante el Periodo Nara, los monasterios budistas de la capital, como Todaiji, lograron tener mucha influencia política y fue una de las razones por las cuales la capital se trasladó a Nagaoka en el 784 y a Kyoto en el 794. Sin embargo, el problema de la ambición política y militar de los monasterios continuó siendo un problema dentro de Japón a lo largo de su historia.
Durante el Periodo Heian, dos nuevas sectas budistas se introdujeron desde China: La secta Tendai en el 805 por Saicho y la secta Shingon en el 806 por Kukai. Después hubo más divisiones dentro de la secta Tendai. En 1911 se introdujo la secta Zen. Sus teorías se volvieron populares especialmente en la clase militar. De acuerdo a las enseñanzas Zen, uno puede lograr la revelación por medio de la disciplina y la meditación. Actualmente la secta Zen tiene más popularidad en el exterior que en Japón.
Oda Nobunaga y Toyotomo Hideyoshi pelearon contra la clase militar budista a finales del siglo XVI y prácticamente eliminaron la influencia política de la religión. Estas instituciones religiosas también fueron atacadas en el periodo Meiji, cuando el gobierno favoreció al sintoísmo como religión de Estado y trató de separarlo del budismo.
Actualmente existen 90 millones de practicantes del budismo en Japón. Sin embargo, la religión no afecta directamente a la vida diaria de los japoneses. Los funerales se celebran según la tradición budista, y muchas casas tienen en el interior un altar para orar a sus antepasados.
Lo que caracteriza al budismo es que es una religión que ofrece una ruta espiritual para trascender del sufrimiento de la existencia. El Samsara se considera que es el ciclo del nacimiento, muerte y reencarnación al que todos los seres están sujetos, y que es producto de las consecuencias del karma, la suma de malas acciones que se acumulan a lo largo de las diferentes vidas de ese ser. La liberación del Samsara se logra a través de un conocimiento trascendente en el que se supera la avaricia, el odio y el engaño y se pasa al nirvana.
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