Kenzaburo Oe nació en 1935 en una aldea rodeada de bosques de Shikoku, una de las cuatro principales islas de Japón. Su familia había vivido por cientos de años en la misma aldea, de donde nunca habían salido. Aun y cuando Japón pasó por un proceso de modernización después de la Restauración Meiji, y a pesar de que se acostumbraba que los jóvenes se movieran a Tokyo o a otras ciudades grandes, la familia de Oe había permanecido en Ose-mura.
Las mujeres de la familia mantenían la tradición de contar los eventos históricos de la región, incluyendo dos insurrecciones que ocurrieron antes y después de la restauración. También narraban eventos más cercanos a la leyenda que a la historia. Estas historias, de una cosmología única de la condición humana de la aldea dejaron una marca imborrable en Kenzaburo.
La Segunda Guerra Mundial estalló cuando Kenzaburo Oe tenía seis años. La educación militar se extendió por todo el país, y el emperador se convirtió en una figura preminente tanto en la política como en la cultura. El joven escritor experimentó el mito y la historia del país así como la tradición de la aldea, frecuentemente en lados opuestos y en conflicto. Su abuela era una contadora de cuentos crítica que defendía la cultura de la aldea, que le contaba historias anti nacionalistas. Después de la muerte de su padre en la guerra, su madre se dedicó a educarlo con novelas extranjeras.
Tras la derrota, Japón sufrió grandes cambios que incluso llegaron a la aldea. En las escuelas, los niños fueron instruidos con principios democráticos que sustituían el sistema absolutista del emperador, y su educación se volvió más severa. Kenzaburo Oe abrazó la democracia y pronto dejó su aldea para ir a Tokyo en busca de oportunidades en la gran ciudad. A los dieciocho años emprendió su primer viaje a Tokyo, y al siguiente año se enroló en el departamento de literatura francesa de la Universidad de Tokyo, donde fue instruido por el profesor Kazuo Watanabe, especialista en François Rabelais. La imagen del realismo grotesco de Rabelais le proveyó de la metodología para revindicar los mitos y la historia de su aldea.
Los pensamientos humanistas de Watanabe le ayudaron a formar una visión fundamental de la sociedad y la condición humana. Un ávido lector de la literatura contemporánea francesa y estadounidense, Oe veía a la condición social en la metrópolis a la luz de las obras que leía. Kenzaburo se encargó de reorganizar bajo la luz de Rabelais y el humanismo sus pensamientos y su aprendizaje de los mitos de la tradición de su aldea.
En 1957, cuando todavía era estudiante de literatura francesa comenzó a escribir. Sus obras de 1957 y 1958 forman el cuento corto La Presa, que le mereció el premio de Akutagawa. También en esa época escribió Arrancad las semillas, fusilad a los niños, que narra la tragedia de la guerra en el campo. En otras novelas como El Jóven que llegó Tarde (1961), Kenzaburo Oe retrata la vida estudiantil en Tokyo, una ciudad donde las sombras oscuras de la ocupación estadounidense permanecían. En estas obras hay una aparente influencia de Sartre y otros escritores franceses modernos.
La crisis golpeó la vida y obra de Oe con el nacimiento de su primer hijo, Hikari. Hikari nació con una deformidad en el cráneo que lo discapacitó. La experiencia traumática se tradujo en sus siguientes obras literarias. Al superar la agonía y con determinación de coexistir con su hijo, escribió Una cuestión personal (1964), un texto sobre su dolor y aceptación de su hijo. En su trayecto humanista, más adelante escribió Notas de Hiroshima (1965), un largo ensayo que describe las realidades y pensamientos de víctimas de la bomba atómica.
Seguido de esta obra, Oe profundizó su interés en Okinawa. Antes de la Restauración Meiji, Okinawa era un país independiente con cultura propia. Durante la Segunda Guerra Mundial, las islas se volvieron una zona de guerra entre Japón y Estados Unidos. Después de la guerra, la población de Okinawa sufrió la ocupación de bases militares estadounidenses. El interés del autor se orientaba hacia las vidas de sus habitantes y lo que significaba Okinawa en cuanto a tradiciones y cultura. Esto llevó a que también se interesara por la vida de los surcoreanos, lo que le permitió profundizar en las culturas periféricas a Japón. Más adelante, en 1967 escribió El grito silenciosoque traza un vínculo entre los mitos e historia de su aldea en el bosque con la época contemporánea.
Dos líneas de pensamiento son consistentes en la obra de Kenzaburo Oe. La primera comienza con Una cuestión personal, en la que ilustra su vida de coexistencia con su hijo discapacitado. En Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1969), una obra de dos volúmenes, retrata con dolor sus intentos y errores que experimenta con su hijo, y la búsqueda de su padre quien falleció en la guerra. Las aguas han invadido mi alma (1973) trata de un padre que se identifica con su hijo, quien por medio de canciones de pájaros comienza a comunicarse con la familia. En ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era! (1983), una obra que evoca imágenes de las profecías de William Blake, el novelista ilustra a su hijo Hikari desde que es un niño hasta su juventud, y es su obra cúspide en la primera línea de pensamiento.
El segundo grupo de historias se inspiran de las narraciones de su aldea natal, e involucran personajes dentro de los mitos e historia de la aldea en ciudades modernas. Este mundo de ficciones del escritor comienza con Arrancad las semillas, fusilad a los niños y continúa con El grito silencioso. Haciendo uso de nuevas ideas de la antropología cultural, estas obras representan la totalidad del mundo de ficción de Kenzaburo, como es evidente en Cartas a los años de nostalgia (1987), una obra sobre un joven quien, inspirado del mundo de Dante, fracasa en su búsqueda de una base político-cultural en el bosque. Juegos Contemporáneos (1979) es una historia que alterna el mito y la historia, donde Oe apoya los principios del matriarcado inspirados en la antropología cultural. Rescribió esta obra en forma narrativa en M/T y la historia de las maravillas del bosque (1986). Con la ayuda de las metáforas poéticas de W. B. Yeat, Oe escribió la trilogía de El árbol verde en llamas.
En 1994, Kenzaburo Oe ganó el Premio Nobel de literatura.