Ubicado en la península de la prefectura de Kanagawa en el centro de Japón, la ciudad de Miura se desarrolló como un puerto militar que proveía de resguardo a las embarcaciones que pasaban. El paso de numerosos barcos expuso al puerto a las culturas de diferentes lugares de Japón, y fue así que comenzó la tradición del festival de Chakkirako para celebrar el año nuevo y pedir por buena suerte en la pesca en los meses venideros. La ceremonia fue designada por la UNESCO como una herencia cultural intangible.
Para mediados del siglo XVIII, la ceremonia tomó la forma de un espectáculo en el que las mujeres jóvenes exhibían su talento en la danza. Todos los años a mediados de Enero, en un santuario o frente a casas de la comunidad, cinco a diez mujeres de los cuarenta a ochenta años cantan a capella para acompañar la danza de niñas de 5 a 12 años en kimono. Muchas de las danzas que ejecutan datan del siglo XIV.
Las bailarinas ejecutan la danza cara a cara en dos líneas o en círculo, sosteniendo abanicos que cubren sus rostros en algunas danzas, o haciendo sonar palos de bambú con campanas en sus extremos en otras. El nombre de la danza evoca el sonido de estos palos. La ceremonia, transmitida de las mujeres más grandes a las más jóvenes, emplea una mezcla de canciones con siglos de antigüedad y danzas que entretienen y reafirman la identidad cultural de los ejecutantes y su comunidad.
El evento ocurre el 15 de enero y consta de dos partes: la primera parte se exhibe en los recintos de un santuario entre las 10:00 y las 11:30, y en la segunda parte se exhibe en las calles principales de la ciudad de 13:00 a 16:00. El repertorio está compuesto de seis danzas: Hatsuie, Chakkirako, Nihon Odori, Yosasa bushi, Kamakura bushi y O-ise mairi.
