Aunque el arte del bonsai ha sido por mucho tiempo asociado a Japón, en realidad se originó en China, y después se difundió hacia el este, llegando a Corea y a Japón. El arte del bonsai llegó a estas regiones por medio de monjes budistas que querían traer el “exterior” al interior de los templos. Desde pinturas antiguas hasta manuscritos, existen registros de que estos árboles artesanales fueron cultivados alrededor del 600 de nuestra era, aunque hay historiadores que creen que el bonsai, o al menos árboles en vasijas eran cultivados en China desde el 500 ó 1000 antes de nuestra era. El primer bonsai japonés data del siglo XII.
No es coincidencia que este cultivo artesanal se originara en China. Los chinos siempre amaron las flores y las plantas, y el país tiene naturalmente una rica flora. Los chinos tenían pasión por los jardines, y de hecho muchos de estos se cultivaban a escala miniatura, incluyendo pequeños árboles y arbustos que se podaban para mantener el balance del jardín.
El desarrollo de la cerámica china y coreana jugó un papel importante en el desarrollo del bonsai como lo conocemos hoy en día. Sin el desarrollo de estos bellos contenedores, los árboles de bonsai no serían tan admirados como lo son hoy en día. Bonsai (盆栽) quiere decir literalmente “árbol en un recipiente”. El árbol y el recipiente forman una unidad.
El arte del bonsai ha evolucionado y se ha desarrollado en diferentes líneas entre China y Japón. El bonsai chino continúa con la tradición antigua, y usualmente aparenta no tener forma. Por otro lado, el estilo japonés es más placentero y naturalista. Los árboles japoneses son en la mayoría más refinados y podados. Ambos tipos tienen sus particularidades.
En la era de la posguerra los bonsais vistos en Estados Unidos y Europa eran de origen japonés. El monopolio que Japón tuvo hasta hace poco ha comenzado a compartirse con varios países, aunque la calidad de los árboles japoneses continúa siendo superior.
